lunes, 3 de junio de 2013

Home

Es una casa vacía, todo lo ha volado la tormenta. Todo lo que allí guardaba, lo que quería, lo que escondía. Manhattan está desolado, las fotos han desaparecido.

Ahora no hay puertas ni ventanas, lo mismo llueve que te abrasas de calor. Estoy a merced de las inclemencias del tiempo. La gente pasa, se asoma, mira y no ve. Prácticamente estoy desnuda. E invisible también. Quedan platos rotos en el suelo. Y me duelen los pies. 


Si miro a contraluz veo subir y bajar las pelusas de Gary. Parece que bailen. Yo sin embargo tengo las puntas abiertas.  Veo los rayos de sol porque veo el polvo que flota en ellos. 

Me niego a los finales tristes, a que los libros y el cine me decepcionen. Qué razón tiene Bradley Cooper en El lado bueno de las cosas. ¿A qué juegas Hemingway? ¿No tenías suficiente? ¡Por la ventana que vas!
-Cuando consiga una ventana que romper, claro-.



Gary y yo en Manhattan escuchamos música en el salón de esta casa vacía.




Veo una casa llena de posibilidades.