jueves, 5 de diciembre de 2013

El quinto molar no mola nada

El invierno me da una tregua para que me sobreponga del catarro. Aún así, qué frío, coño. El catarro le da una tregua a mi muela del juicio. Eso de estar con la boca abierta, cual pollo frito, para seguir respirando ayuda a que la encía se relaje y se le baje la inflamación. Muela, mocos, y montañas de apuntes, porque estudiar Reumatología por los guiones de clase no era suficiente... Eso es de cobardes. Yo tiro del carro y le sumo los manuales y los recursos de 3 academias Mir diferentes, que para eso están.

Harrison, mi pequeño del alma, ha hecho del suelo sus dominios, y calcetín que caiga, calcetín que firma su sentencia de muerte. ¿Perdona? Tiene la facultad que tiene mi hermano Miguel. Cuando les regañas, te hacen una tontería, y tú te ríes. Así que son inmunes a cualquier reprimenda que merezcan.


Es hora de ponerse en marcha, y seguir con la tarea. Pero, ¡eh! ¿Que me conocen por ir al lado de él? Ui! Qué choque fatal a mi amor propio. Me siento como un representante cualquiera de un famoso. ¡Y eso que yo soy más alta! (pero con cariño, cielo, con cariño). 
El anonimato tiene sus ventajas. Aunque me temo que debería empezar a llevar gafas de sol y hacerme la desentendida, a pasear con el móvil en la oreja, ¿a firmar autógrafos a la bajada del bus? Que me gusta a mí una exageración :)


El Bus tiene BonoBus nuevo, y me hace sentir muy urban, con un toque casual y algo cosmopolita.
Eso eleva mis concentraciones séricas de purpurina. Al señor Guerra, como buen cirrótico, le subía la bilirrubina, cuando le miras o no le miras. Yo he conseguido destilar la purpurina y la regalo en frascos pequeños, en forma de pin. (Un pin es un beso puro y casto). Y así nos vemos, todos felices y contentos en una mañana de invierno.

Por último, anotaciones indies:


1. Ve a mercadillos donde vendan cosas de segunda mano o hechas por ellos mismos.
2. Si no hay mercadillos cerca, haz esos adornos tú mismo. Pendientes, fundas de móvil, collares para tu perro. No importa, súbete a la ola de la crisis, y disfruta.
3. Lleva boinas y sombreros de colores. Y medias horteras, amarillas, rojas, estampadas...
4. Adopta un perro. Y no le pongas nombre de perro estilo: Bolita, Pelusa, Coco, etc. Bautízalo con un nombre que deje claro tu lado más friki, como Leónidas, Gollum, Butano, Severus o Harrison.
5. Escucha 180 grados en Radio3. Y hazlo mediante un aplicación de podcast, como Ivoox, ya que no tienes tiempo de escucharlo en directo, porque eres indie. Si tuvieras tiempo serías bohemio y soñador. Y ése no es tu caso.
6. Pide a alguien que te grabe un CD para llevarlo en el coche, con canciones de Vetusta Morla, Zahara, Supersubmarina, La Sonrisa de Julia y Love of Lesbian. Tú, como eres fan de las cosas pequeñitas, como cajitas, libretitas, coches chiquititos y aparcables en ciudad, microordenadores que te caben en el bolso, no dispones de disquetera, y tendrás que pedir el favor.
7. El café está sobrevalorado. Pásate a las infusiones, un poleo, un té al limón. Lo que prefieras, pero por favor, ¡¡por favor!! No lo lleves en vasos de Starbucks. ¡Eso es pecado mortal!


7. No hagas nada de lo anterior. O hazlo todo. ¿Y yo qué sé? ¿No eres indie?, pues a tu rollo chatín!


SONRÍE! Calentarse bajo el sol del invierno es maravilloso!

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