Hoy durante un debate en el que reivindicaba mi independencia me han llamado "loba solitaria". A lo que he añadido, en un intento por ironizar el comentario con una reseña literaria:"Loba esteparia, por favor".
Mientras lenguas de llamas químicas prenden fuego a mi cabeza, el humo se mezcla con ceniza blanca que, libre, pinta remolinos en el aire diciéndome adiós.
Una vez, cuando era pequeña, más pequeña aún de lo que lo soy ahora, el cristal de mi ventana me cayó encima. Llevaba un tiempo suelto, y vibraba cada vez que pasaba un camión o una moto de gran cilindrada frente a casa. Pero ése, como tantos otros, era un problema que ya se solucionaría. Sin embargo, me cayó encima, y cerré los puños por delante de la cabeza para protegerme. Y así lo partí en mil pedazos de vidrio disecante.
Uno de ellos me abrió un ojal en la carne del brazo, que resultó ser amarilla anaranjada. Curioso.
Luego busqué a mi madre y me dieron 4 puntitos negros. Parecían hormigas. Cuando cayeron, dibujaron en mí una preciosa media luna. Esa fue la primera vez en que pensé ser médico.
Así pues, quizás sea una loba esteparia con el pelaje erizado de pura emoción al encontrarme por fin serena, aullando al mundo que encontré algo bueno en mi inmensa luna llena.
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