Lo increíble de todo esto, es que en mi caso, ¡esos adultos no tienen nombre! Son los dueños de Pirata, Buba, Ari o Garra. Y por consiguiente, yo soy la chica de Harrison. Pasmoso, pero cierto. Adopté a Harrison con el propósito de que fuera El-único-macho-de-mi-vida hasta la Residencia ¡mínimo! Y me he convertido en "Su señora". Esperad, voy a recoger los trozos de dignidad que se me han caído al suelo...
Ya.
Mi enano paticorto de pelo basto de chucho marca-blanca tiene amigos. O eso me gusta pensar. Además reconoce frases cortas como "Vamos a la calle", "A comer" y "Coco".
Coco es el perro de nuestra amiga Pilar. Un Shih Tzu blanco y negro que suele venir a casa. Cual fue mi sorpresa, cuando al nombrarlo anoche, Harrison enloqueció buscando al can. Entonces, nosotras, incrédulas, hicimos la prueba definitiva:
Después de esto, Harry se fue a la puerta a esperar a su colega, hasta que se fió más de su olfato canino y se dio cuenta de que se la habíamos jugado.
Mi chiquito es mi compañero. No podía haber tenido más personalidad ni complementarse mejor conmigo. ¡Mi pequeño del alma con su piel de canela! -Soy una folclórica, sí, ¿algún problema?... Harrisoooooon! Ataca!
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