Eres como el cielo.
A veces más azul, a veces más negro.
Eres como el cielo mismamente.
Por momentos de día, y también de noche.
Eres como la cúpula celeste arañada por los deseos cumplidos. Capaz de regar la tierra en la tormenta, de bañar a los hongos que habitan en el suelo y dar ese olor a lluvia que tanto adoro (esto es ciencia).
Eres algo excitante y sabes a lo exótico. Lo haremos todo juntos, sin listas ni programaciones, porque de todo tendemos ganas. Todas las ganas el uno del otro.
Y por más fotos que me hagas, siempre estás en el reflejo de mis gafas. ¿Te habías dado cuenta? (Buscarte en ellas es lo más divertido).
Te quiero.
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