jueves, 12 de diciembre de 2013

Frena

Hay veces en la vida del estudiante en las que uno no tiene tiempo de detenerse, porque si se para, se cae por su propia inercia. Y cuando eso ocurre, todas los picos y micos insignificantes que no tienen ninguna importancia parecen una artimaña del gobierno enemigo para hacerte la vida imposible y que acabes cortándote las venas. O dejándotelas largas, según se mire.

Una se levanta, se ducha, desayuna, se lava los dientes y se pinta, se enfunda en el abrigo y saca a Harrison, que vive en su mundo de colonias de perros olor a Chuches, ajeno a tu agenda infernal. Subes corriendo porque pierdes el bus, y pones en práctica toda la mañana "La cuadratura de círculo", que no es más que una forma bonita de decir: 
-Voy a sangrar por codos y ojos hasta que repase toda la Reumatología sentada 5 horas seguidas. (Supongamos que mi trasero es redondo y no saco de huesos).

Los momentos en los que no pienso en medicina pienso en lo jodido que es estudiar medicina, y lo alterno con la satisfacción que me da ver mis cuadros resúmenes, ordenados y limpios, escritos con Pilot y sumo cuidado de clasificar por colores, el verde para la Etiopatogenia y la Epidemiología, el naranja para la Clínica, el rosa para el Diagnóstico y el azul para el Tratamiento. Estoy orgullosa de mis cuadros. Y de la medicina. 

Por otro lado, la carrera te da regalos que no se te pueden escapar. Esta mañana recogí mi acreditación para el XXI Simposio Internacional sobre Avances en el Tratamiento de Tumores Digestivos. Congreso al que la Universidad de Córdoba ha tenido el gusto de invitarnos. Y, ahora que nadie nos oye, confieso que "mola un montón". Entrecomillo esta última expresión porque he de refinar mi vocabulario, y parecer una mujer adulta y competente ya que estaré rodeada de profesionales de todo el mundo. Oh Dios mío! ¡No sé qué ponerme! ;)
En mitad de esta semana infernal de clases a deshoras, congresos, labores domésticas, prácticas y exámenes, hoy cuando sacaba a Harrison por el parque he decelerado, hasta detenerme justo bajo un árbol. He mirado hacia arriba y he visto lo pequeña que soy y lo muy alto que ha llegado ese pino. Poco a poco.
Besos y abrazos desde un Manhattan invernal!

jueves, 5 de diciembre de 2013

El quinto molar no mola nada

El invierno me da una tregua para que me sobreponga del catarro. Aún así, qué frío, coño. El catarro le da una tregua a mi muela del juicio. Eso de estar con la boca abierta, cual pollo frito, para seguir respirando ayuda a que la encía se relaje y se le baje la inflamación. Muela, mocos, y montañas de apuntes, porque estudiar Reumatología por los guiones de clase no era suficiente... Eso es de cobardes. Yo tiro del carro y le sumo los manuales y los recursos de 3 academias Mir diferentes, que para eso están.

Harrison, mi pequeño del alma, ha hecho del suelo sus dominios, y calcetín que caiga, calcetín que firma su sentencia de muerte. ¿Perdona? Tiene la facultad que tiene mi hermano Miguel. Cuando les regañas, te hacen una tontería, y tú te ríes. Así que son inmunes a cualquier reprimenda que merezcan.


Es hora de ponerse en marcha, y seguir con la tarea. Pero, ¡eh! ¿Que me conocen por ir al lado de él? Ui! Qué choque fatal a mi amor propio. Me siento como un representante cualquiera de un famoso. ¡Y eso que yo soy más alta! (pero con cariño, cielo, con cariño). 
El anonimato tiene sus ventajas. Aunque me temo que debería empezar a llevar gafas de sol y hacerme la desentendida, a pasear con el móvil en la oreja, ¿a firmar autógrafos a la bajada del bus? Que me gusta a mí una exageración :)


El Bus tiene BonoBus nuevo, y me hace sentir muy urban, con un toque casual y algo cosmopolita.
Eso eleva mis concentraciones séricas de purpurina. Al señor Guerra, como buen cirrótico, le subía la bilirrubina, cuando le miras o no le miras. Yo he conseguido destilar la purpurina y la regalo en frascos pequeños, en forma de pin. (Un pin es un beso puro y casto). Y así nos vemos, todos felices y contentos en una mañana de invierno.

Por último, anotaciones indies:


1. Ve a mercadillos donde vendan cosas de segunda mano o hechas por ellos mismos.
2. Si no hay mercadillos cerca, haz esos adornos tú mismo. Pendientes, fundas de móvil, collares para tu perro. No importa, súbete a la ola de la crisis, y disfruta.
3. Lleva boinas y sombreros de colores. Y medias horteras, amarillas, rojas, estampadas...
4. Adopta un perro. Y no le pongas nombre de perro estilo: Bolita, Pelusa, Coco, etc. Bautízalo con un nombre que deje claro tu lado más friki, como Leónidas, Gollum, Butano, Severus o Harrison.
5. Escucha 180 grados en Radio3. Y hazlo mediante un aplicación de podcast, como Ivoox, ya que no tienes tiempo de escucharlo en directo, porque eres indie. Si tuvieras tiempo serías bohemio y soñador. Y ése no es tu caso.
6. Pide a alguien que te grabe un CD para llevarlo en el coche, con canciones de Vetusta Morla, Zahara, Supersubmarina, La Sonrisa de Julia y Love of Lesbian. Tú, como eres fan de las cosas pequeñitas, como cajitas, libretitas, coches chiquititos y aparcables en ciudad, microordenadores que te caben en el bolso, no dispones de disquetera, y tendrás que pedir el favor.
7. El café está sobrevalorado. Pásate a las infusiones, un poleo, un té al limón. Lo que prefieras, pero por favor, ¡¡por favor!! No lo lleves en vasos de Starbucks. ¡Eso es pecado mortal!


7. No hagas nada de lo anterior. O hazlo todo. ¿Y yo qué sé? ¿No eres indie?, pues a tu rollo chatín!


SONRÍE! Calentarse bajo el sol del invierno es maravilloso!

lunes, 18 de noviembre de 2013

¿Saldrán los espías comidos de casa para sus misiones secretas?

Llego a las 10, tengo velas, rosa, y una cámara con la que no te llevas bien. Más rosas, más de todo, no hay fin. Y esa camiseta verde oscura que me gusta tanto. Sacas trucos como los magos sacan cartas de sus sombreros, y en lugar del redoble de tambores y el "Chas" de los platillos acabas mirándome por encima de la gafa imaginaria. Inclinas la cabeza y enciendes unos dulces ojos claros que son la envidia de cualquier flash de Nikon.

Estamos famélicos, hambrientos. Cenamos. Delicioso. Y ahora el secreto (para mí muy hecho, por favor). Nos damos permiso para incumplir las siete horas y media de digestión.

Me encuentro flotando entre nubes de vapor. Otra rosa. Ya van tres. Como ya te dije, me siento en casa, cualquier sitio donde estemos es mi casa.  Podrías haberte quedado ahí, donde estabas, podrías haber corrido en dirección contraria, pero has venido, y estás aquí, y es fantástico.

Tan fantástico como preguntarse si los espías saldrán comidos de casa en sus misiones secretas. ¿Lo harán?

Te asombras y me dices la cantidad de cosas que hemos hecho en este tiempo, pero yo pienso en... (pista).

jueves, 14 de noviembre de 2013

Las llaves de casa

Cerró su puerta con dos vueltas al cerrojo, a cal y canto, pero dejó las llaves en la calle. Quien entrara de nuevo tendría que encontrarlas primero.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Lo sé

He sentido como mi mente decía "Aquí" y mi cuerpo iba allí. No he percibido el movimiento, simplemente llegaba. Cortaba, agarraba, e iniciaba la sutura. Y todo respondía armónicamente. Quizás es la suerte del principiante, es lo más probable, y además se trataba de un ejercicio sencillo y sin complicación pero yo quiero pensar que tengo talento, que he descubierto el motivo por el que me siento tan cómoda con el instrumental en la mano. 

Sólo era papel pintado, pero sentía la tijera cerrarse, y la escuchaba cortar a mis órdenes. ¿Cómo será hacerlo en un tejido vivo? Debe ser extraordinario. Me encuentro en la estratosfera de nuevo, porque sé lo que quiero hacer, y cómo lo tengo que hacer, pero sobretodo, sé que seré capaz de hacerlo. Sé que mi lugar estará en un quirófano, operando. 

Voy a ser cirujana, y me duele la cara de reírme de pura felicidad.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Que nadie sepa mi sufrir y La foule

Enciendo el Magnetofón (aviso a navegantes que es un "palabro" que me he sacado de la manga de la camisa de cuadros que llevo hoy) y me traslado directamente a la cinta casette que mi madre tenía con los grandes éxitos de Maria Dolores Pradera, grande donde las haya y a la que guardo especial cariño porque la he escuchado infinitas veces versionada por mamá. En concreto, está sonando Que nadie sepa mi sufrir. ¿Un poco de historia? Allá vamos...

Empecemos por el principio, la música y la letra. Desde mi lado del charco era completamente ignorante de quién había compuesto la pieza. Pertenece a dos argentinos, Ángel Cabral en la melodía, que sigue el ritmo de vals criollo y Enrique Diezo, afamado escritor de tangos, encargado de la letra. Estamos en 1936, y la canción es grabada por el cantante Hugo de Carril, alcanzando popularidad en Argentina, y se va versionando en la década de los 30, 40 y 50 hasta que Alberto Castillo la graba y llega a oídos de la gran Edith Piaf.

Estamos en Buenos Aires. Edith Piaf acude a la capital argentina para la inauguración del Teatro Ópera en 1953. Durante la estancia, la francesa escucha el "Que nadie sepa mi sufrir" y decide llevárselo a París para incorporarla a su repertorio. Michel Rivgauche le cambia por completo la letra original y nace así "La foulé".

La canción en castellano canta el lamento de un señor a quien lo ha dejado su amante y en francés, cuenta la desesperación de una joven que se encuentra fugazmente con un hombre entre el gentío, y lo pierde. Nada que ver, ¿Verdad?

El famoso "Que nadie sepa mi sufrir" que tantas veces he escuchado por María Dolores Pradera ha sido interpretado por otros muchos artistas, pero si tengo que escoger a uno, sin duda me quedo con un jovencísimo Raphael.


Que nadie sepa mi sufrir

No te asombres si te digo lo que fuiste,
un ingrato con mi pobre corazón,
porque el brillo de tus lindos ojos negros,
alumbraron el camino de otro amor.

Y pensar que te adoraba tiernamente,
que a tu lado como nunca me sentí,
y por esas cosas raras de la vida,
sin el beso de tu boca yo me vi.

Amor de mis amores, dueño mío, qué me hiciste,
que no puedo conformarme sin poderte contemplar,
ya que pagaste así mi cariño tan sincero,
solo conseguirás que no te nombre nunca más.

Amor de mis amores si dejaste de quererme,
no hay cuidado que la gente de eso no se enterará,
que gano con decir que tu amor cambió mi suerte,
se burlarán de mí, que nadie sepa mi sufrir.

Y pensar que te adoraba tiernamente,
que a tu lado como nunca me sentí,
y por esas cosas raras de la vida,
sin el beso de tu boca yo me vi.

Amor de mis amores, dueño mío, qué me hiciste,
que no puedo conformarme sin poderte contemplar,
ya que pagaste así mi cariño tan sincero,
solo conseguirás que no te nombre nunca más.

Amor de mis amores si dejaste de quererme,
no hay cuidado que la gente de eso no se enterará,
que gano con decir que tu amor cambió mi suerte,
se burlarán de mí, que nadie sepa mi sufrir.





La foule
La multitud

Je revois la ville en fete et en délire
Suffoquant sous le soleil et sous la joie
Et j'entends dans la musique les cris, les rires
Qui éclatent et rebondissent autour de moi
Et perdue parmi ces gens qui me bousculent
Étourdie, désemparée, je reste lŕ
Quand soudain, je me retourne, il se recule,
Et la foule vient me jeter entre ses bras...

Emportés par la foule qui nous traîne
Nous entraîne
Écrasés l'un contre l'autre
Nous ne formons qu'un seul corps
Et le flot sans effort
Nous pousse, enchaînés l'un et l'autre
Et nous laisse tous deux
Épanouis, enivrés et heureux.
Entraînés par la foule qui s'élance
Et qui danse
Une folle farandole
Nos deux mains restent soudées
Et parfois soulevés
Nos deux corps enlacés s'envolent
Et retombent tous deux
Épanouis, enivrés et heureux...

Et la joie éclaboussée par son sourire
Me transperce et rejaillit au fond de moi
Mais soudain je pousse un cri parmi les rires
Quand la foule vient l'arracher d'entre mes bras


Emportés par la foule qui nous traîne
Nous entraîne
Nous éloigne l'un de l'autre
Je lutte et je me débats
Mais le son de sa voix
S'étouffe dans les rires des autres
Et je crie de douleur, de fureur et de rage
Et je pleure...

Entraînée par la foule qui s'élance
Et qui danse
Une folle farandole
Je suis emportée au loin
Et je crispe mes poings, maudissant la foule qui me vole
L'homme qu'elle m'avait donné
Et que je n'ai jamais retrouvé...

Vuelvo a ver la ciudad en fiesta y en delirio
Sofocante bajo el sol y la alegría
Y he oído en la música los gritos, las risas
Que estallan y rebotan alrededor de mí
Y perdida entre esta gente que me revuelve
Aturdida, confundida, me quedo
Cuando de repente, me vuelvo, recula
Y la multitud me lanza entre sus brazos ...

Llevados por la multitud que nos arrastra
Nos lleva
Comprimidos unos contra otros
Somos un solo cuerpo
El fluir sin esfuerzo
Nos empuja , encadenados ambos
Y nos deja
Cumplidos, borrachos y felices.
Impulsado por la multitud que se precipitaba
Y la danza
Una mezcla loca
Nuestras manos están soldadas
Y a veces levantados
Nuestros cuerpos entrelazados despegan
Y ambos caen
Cumplidos, borrachos y felices ...

Y la alegría salpicada por su sonrisa
Me traspasa y se refleja en mi corazón
De repente me gritó en medio de las risas
Cuando la gente viene a arrancarlo de mis brazos


 Llevados por la multitud que nos arrastra
Nos lleva
Nos distancia el uno del otro
Yo lucho y lucho
Y el sonido de su voz
Ahogada en las risas de los demás
Y grito de dolor, de furor y de rabia
Y lloro ...

Impulsada por la multitud que se precipitaba
Y que baila
Una mezcla loca
Soy transportada a lo lejos
Y yo apreté los puńos, maldiciendo a la multitud que me roba
El hombre que ella me había dado
Y que nunca he encontrado






domingo, 27 de octubre de 2013

Capítulo 3

Cuando Denis subió aquella tarde al apartamento la encontró con el pelo ensortijado en lazos blancos. Debía tener una cita importante porque odiaba hacerse rizos. Tenía el cabello lacio y en numerosas ocasiones se quejaba por eso.

Llevaba 3 meses acudiendo a verla, cada 4 días conversaban largo y tendido. Fenix le contaba los pormenores de su trabajo, los secretillos de algunos de sus clientes, sin revelar jamás el nombre de aquellos que la visitaban. Ella sabía ser discreta: “Se dice el pecado, pero no el pecador” repetía divertida. Mientras, Denis aprendía a relajarse y aprendía de la vida. Fenix contaba sus historias de tal forma que él se creía partícipe de ellas. Era una mujer muy expresiva, movía los brazos en el aire, se levantaba, paraba los relatos en los momentos de tensión, para que él insistiera en saber el final de ellos. Era maravilloso escucharla.

Aquella semana no dejaba de llover y sin embargo cuando Denis entró en dormitorio  Fenix estaba en pie, con la cabeza pegada al dintel de una ventana que había abierto. Ni siquiera lo escuchó entrar. Estaba absorta en sus pensamientos. La ciudad se despintaba con cada gota como un pentagrama llora canciones tristes. Miraba la calle y olía a adoquines mojados; sentía el frío y la humedad en el rostro, el cuello, y en la V de su pecho que quedaba a la vista entre las solapas de su batín de terciopelo verde. El bajo de la prenda estaba algo gastado. Denis no sabría decir si aquel batín pertenecía originariamente a ella. Había una profunda desolación en la habitación, la poca luz que entraba por la ventana dejaba caer la sombra alargada de Fenix en el suelo de madera en dirección a la puerta, donde se encontraba él. Sólo se escuchaba la lluvia suicidarse en las calles, precipitarse incansable y violenta.

Todo lo demás era silencio. El tiempo se había detenido en aquel preciso momento y a Denis no le importó, porque la vida le estaba regalando una imagen preciosa de aquella inalcanzable y fría mujer. Así que se agachó con sumo cuidado, muy lentamente y se sentó frente a la sombra de Fenix. Y extendió las manos hasta casi tocar su silueta en el suelo. La bordeó con el dedo índice y pensó por un instante en que deseaba saber qué pasaba por aquella cabeza hermosa enredada en lazos blancos pero acto seguido se arrepintió. Fenix se había ganado a pulso el derecho a guardar secretos más que cualquier otra mujer. Le inspiraba un profundo respeto. Estaba fascinado por el halo de misterio que la envolvía.


Y allí sentado no se atrevió a tocar más allá del borde de la silueta. Porque no tenía permiso para invadirla como los ladrones entran en las casas para llevarse cualquier cosa que creen que les pertenece. Y allí sentado fue feliz contemplando a Fenix durante toda la tarde.

Zapatos nuevos

El día que volví a verle, estaba en el centro, sacando dinero del cajero automático, dentro del banco.
Esa mañana había entrado en la habitación de mi compañera Leo para pedirle una bufanda que me hiciera juego con la chaqueta verde, una muy larga color siena que abriga bastante. Estaban haciendo temperaturas gélidas, teniendo en cuenta que aquí, se pasa directamente del invierno al verano, sin avisar, unos días ibas en jersey, y al siguiente te morías congelado buscando las llaves para entrar en casa.

Sabía que Leo estaba en su cuarto porque la noche pasada la escuché viendo la televisión. Estaba con Marco, nuestro otro compañero de alquiler.
Marco era estudiante, al igual que nosotras, pero su verdadera vocación era la fotografía. Solía retratarnos con su cámara réflex cada vez que tenía oportunidad. A mi me gustaba. La cámara, aclaro. Marco era un tanto tímido al principio. Llevaba 8 meses con nosotras y no le habíamos conocido relación alguna. Era un poco ambiguo al hablar del tema. Acabamos tomándole por alguien completamente asexual, y eso nos dio confianza. Le contábamos todos nuestros escarceos, nuestras conquistas y “futuras presas”, como Leo decía siempre en broma. Y él incluso nos daba consejos. Nos entendíamos los 3 a la perfección. Éramos como un matrimonio bien avenido, como hermanos. Éramos un triángulo de dimensiones perfectas.

Fui directamente hacia el perchero de Leo, y cuando iba a pedirle la prenda, los ví a  los dos. Bien de mañana. Estaban en esa postura tan tierna y reconfortante después del sexo.
No podía creerlo, habían pasado la noche juntos. No quise molestar, y salí despacio sin hacer ruido. No cogí la bufanda. No quise alterar esa atmósfera tan delicada.
Salí del piso y me fui al centro, a desayunar churros con chocolate. Estaba un tanto confusa por cómo sería todo a partir de entonces, pero no quise pensar más en ello. Fui al cajero a sacar dinero para unos zapatos nuevos.

Al acabar la operación, estaba allí. Tras de mí, preparado para sacar la cartera del bolsillo trasero.
Había cambiado considerablemente. Llevaba una barba desaliñada de unos 4 días, y el pelo le caía por la frente y las orejas. Espeso, y para mi sorpresa, algo canoso. Claramente se trataba de él.

-Hola chiquita.

Y me hice minúscula en décimas de segundo.

-¿Vas a comprar zapatos?

Sentía arder las orejas y las manos frías.

-Debería acompañarte. Hoy me he llevado una gran sorpresa y aún estoy impactado. Creo que yo también necesito un par nuevo. Vamos.

Guardó su cartera y sujetó la puerta del banco mientras yo salía.

-¿Cuándo te has cortado el pelo? Te has echado como 5 años encima.

-Han pasado 5 años, no es el pelo, es el tiempo.

-Vaya, quizás haya tardado demasiado.

Seguimos caminando por la avenida, sin mirar escaparates. No había razón alguna por la que tuviera que volver a pasar por aquello. Resultaba estresante. Sentía la sangre palpitar en mis sienes. La garganta seca. Frío, calor. Y él parecía divertirse con la situación.
Yo caminaba con la única intención de seguir respirando, hasta que me detuve en seco.

-¿A qué has venido? ¿Me buscabas? No lo creo. Seguramente ha sido una odiosa casualidad y como siempre, sacas provecho de ello. Hace mucho tiempo que te fuiste y apareces como si nada hubiera pasado. ¿Sorpresa? Esto es una gran putada. No tienes ningún derecho.


-Tienes toda la razón. Los zapatos que compres los pagaré yo.

-Es lo único que puedo esperar de ti, algo tan efímero como estrenar zapatos nuevos. Me vas a hacer rozaduras, lo sé.

El esplendor en la hierba





La dama Araña


martes, 22 de octubre de 2013

Counting stars

Voy en el coche de vuelta de la facultad con los limpiaparabrisas a todo gas, en tercera por el puente, no salpiquemos a los viandantes, y la música alta, alta, alta como me gusta y de repente suena One Republic que han hecho esta maravilla. Inauguro la nueva sección: Magnetofon, una canción por semana, que se ve que es un plazo de tiempo razonable, o eso dicen. Besos y abrazos desde Manhattan.


Counting Stars-One Republic

Lately I've been, I've been losing sleep
Dreaming about the things that we could be
But baby I've been, I've been praying hard
Said no more counting dollars
We'll be counting stars
Yeah, we'll be counting stars

Lately I've been, I've been losing sleep
Lately I've been, I've been losing sleep



I see this life
Like a swinging vine
Swing my heart across the line
In my face's flashing sun
Seek it out and you shall find

Old, but I'm not that old
Young, but I'm not that bold
And I don't think the world is sold
I'm just doing what we're told
I feel something so right
But doing the wrong thing
I feel something so wrong
But doing the right thing
I could lie, could lie, could lie
Everything that kills me makes me feel alive

Lately I've been, I've been losing sleep
Dreaming about the things that we could be
But baby I've been, I've been praying hard
Said no more counting dollars
We'll be counting stars
Dreaming about the things that we could be
Baby I've been, I've been praying hard

Said no more counting dollars
We'll be, we'll be counting stars
I feel the love And I feel it burn
Down this river every turn

Hope is a four letter word
Take that money
Watch it burn
Old, but I'm not that old
Young, but I'm not that bold
And I don't think the world is sold
I'm just doing what we're told
And I feel something so wrong
But doing the right thing
I could lie, could lie, could lie
Everything that drowns me makes me wanna fly

Dreaming about the things that we could be
But baby I've been, I've been praying hard
Said no more counting dollars
We'll be counting stars

Lately I've been, I've been losing sleep
Dreaming about the things that we could be
Baby I've been, I've been praying hard
Said no more counting dollars
We'll be, we'll be counting stars

Take that money and watch it burn
Sink in the river the lessons I learned
Take that money and watch it burn
Sink in the river the lessons I learned

Take that money and watch it burn
Sink in the river the lessons I learned
Take that money and watch it burn
Sink in the river the lessons I learned
Everything that kills me makes me feel alive

Lately I've been, I've been losing sleep
Dreaming about the things that we could be
But baby I've been, I've been praying hard
Said no more counting dollars
We'll be counting stars

Lately I've been, I've been losing sleep
Dreaming about the things that we could be
Baby I've been, I've been praying hard
Said no more counting dollars

We'll be, we'll be counting stars

Take that money and watch it burn
Sink in the river the lessons I learned
Take that money and watch it burn
Sink in the river the lessons I learned


Take that money and watch it burn
Sink in the river the lessons I learned
Take that money and watch it burn
Sink in the river the lessons I learned

domingo, 29 de septiembre de 2013

A ella

Un frío tan frío que toma color azul se cuela bajo las puertas, por ese espacio por el que entra la luz o los pasos de los vecinos transeúntes. Ese espacio que marca la frontera que Harrison, el perro, se esfuerza por proteger. Son sus dominios.
Los cielos se están encaneciendo con un brillo plateado y las nubes se peinan difícilmente, pues están preñadas de la lluvia que ha de lavar los cristales de mi casa.
Hoy es domingo.

Y todo está en calma.

La ropa doblada, la cama hecha, los platos limpios en la cocina. Está todo bien.

Quisiera mecerte como si fueras la niña perdida y confusa que veo en tus ojos, esos ojos grandes y perfilados de rímel. Ojalá cupieras en mis brazos. Quisiera cepillarte el pelo y que te durmieras. Mantenerte lejos del frío que se cuela bajo la puerta. Decirte que todo va bien.

El caos, el desorden en la vida es un medio de supervivencia. Es un mecanismo ancestral y es necesario. Los plataneros de sombra han comenzado a desnudarse ante el invierno, y las hojas caen persiguiéndose hasta el suelo.

En realidad no sé que quiero decirte. Puedo seguir escribiendo sobre las cosas que me parecen bellas desde mi casa, pero probablemente a ti no te sirva de nada. A ti sólo te sirva que te mantenga alejada de este frío que congela las almas destapadas. Pero creo que no puedo.

Debes encender tu propio fuego.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Fantástico

Gente que se levanta, que mira y que ve. Gente que delira. Tronchante. Que crea playas portátiles y encierra amaneceres en botellas de alcohol. Gente que se moja los pies, la camisa, las ideas...

Gente contando Lágrimas de San Lorenzo, riéndose, leyendo, cocinando, saltando, cantando, bailando, cayéndose. Gente difícil, compleja, laberíntica, mística, ¿creyente? Gente recogiendo piedras y colaborando. Recorriendo Manhattan. Gente con el mando a distancia de los periquitos del parque.

Gente que vive en el gerundio, en evolución presente, patente, pensante, que se indigna, choca las manos, coge aire, y se desindigna. Que practica, ensaya. Que vela el sueño mientras los cielos se resquebrajan.  Gente conmovida por la flor del primero de septiembre y que por la poesía muere.

Gente que destroza la colectividad del sustantivo "gente" y se hace UNO, y por lo tanto, ya no es gente, es él entre la inmensidad de la gente. 

Esto es fantástico.


lunes, 19 de agosto de 2013

Inventario

Hay cosas que se hacen sin pensar. Se hacen y ya está. Pueden resultar un desastre, o por el contrario, y afortunadamente, ser la mejor idea del día, la semana, o incluso, del mes.

He de remontarme hasta marzo de 2008 para dar vida a este relato. En algún momento durante mi visita al Coliseo romano, un impulso ladrón y vándalo se apoderó de mí. Miré a la izquierda: turistas haciendo fotos de las vistas. Miré a la derecha: más turistas haciendo más fotos de las mismas vistas. Como si de una fuerza imantada se tratara, mi brazo se extendió hacia el suelo, y seguidamente, flexioné las rodillas para acercarme más, y más, hasta que la yema de mis dedos la rozó. Dudé un segundo. -Esto es terrorismo cultural- Cogí aire y la agarré para no soltarla jamás.


Sí. Me la llevé. Era una piedra. Simple y llana. Impregnada de historia y misterio.

- Es la primera piedra (pongo tono de Concejal de Urbanismo) de mi Increíble, Magnífica, Esmerada y Muy querida "Colección de Piedras".

A partir de ahí, decidí que sería tradición (colecciono tradiciones también) traer una piedra de cada lugar que visite. Es estrictamente necesario que la piedra cumpla estas directrices:

1. Ha de ser original del sitio del que dice ser.

2. Todo su valor ha de ser sentimental.

3. Si la pieza es aportada por un colaborador, éste debe cumplir cuidadosamente los puntos 1 y 2.

Me gusta pensar que tengo exploradores repartidos por todo el planeta y que se acuerdan de mí y mi colección. No hay mejor souvenir que el deseo de volver a vernos.

A continuación, dejo constancia de que lo que he dicho es cierto, que la colección existe, y cada dia se hace más grande:

INVENTARIO:

Nº 1: Coliseo Romano, 2008. Viaje de Fin de Curso en Primero de Bachillerato. Es la primera pieza. La miro y me recuerdo cortándole el flequillo a Estrella, con el pelo mojado (aclaremos que cuando el flequillo se secó, subió un centímetro por encima del lugar preciso del corte, y estaba preciosa). Ella es lo mejor que pude traerme de Italia.

Nº 2: Londres, 2008. 
Nº 3: Oxford, 2008. Piezas aportadas por Pilar. Fue la primera vez que voló sola. Ella es un espíritu libre, la admiro por eso. Y así la quiero.

Nº 4: Cádiz, 2009. Supe que estaba admitida en la Universidad de Medicina en Cádiz. Fuimos ese verano a conocer la Facultad, la ciudad, una playa pequeña que nace del espigón desde La Caleta. Luego obtuve plaza en Córdoba, pero esta piedra marca mi bata blanca.

Nº 5: Pantano de Las Yeguas, 2010. Trozo de pizarra que recogí con Fran. La miro y lo veo a él. Y sonrío. Es su piedra y la guardaré siempre con cariño.

Nº 6: Torre Eiffel, París. 2012
Nº 7: Los Inválidos, París. 2012. Ambas son colaboraciones de Estrella. Me las trajo de su viaje a la Ciudad del Amor. Era invierno, y tal como viene, se va. Y vuelve.

Nº 8: Estambul. 2013.
Nº 9: Corfu. 2013.
Nº 10: Atenas. 2013.
Nº 11: Santorini. 2013.
Nº 12: Venecia. 2013. Aportadas por Estrella también. Visto queda que es mi mecenas. Forman parte de su viaje de Fin de Carrera, un crucero por el Mediterráneo. Recogió una piedra de cada escala que hizo. ¿Veis la importancia de la colección?

Nº 13. Nº 14: Almuñécar 2013. Colaboración. Son dos cantos que brillan. Prueba de que, efectivamente, el amor vuelve.

Nº 15. Omaha Beach, Normandía. 2013. Enrique hizo que su hermana mayor, que se encontraba allí de vacaciones, se la trajera. Me la entregó para la colección una mañana de cervezas. Kike es simplemente Kike, es el guiri que me recuerda a mi padre. Genial es un adjetivo que le queda corto.

Nº 16: Puerta del Río, Córdoba. 2013. Colaboración. La piedra es blanca, pero por más que la mire, sigo viéndola de un azul profundo. Si la acerco al oido suena la violinista que daba su concierto bajo el Arco aquella tarde. Los turistas aplaudiendo cada pieza. El sol se ponía en Córdoba pero somos seres nocturnos. Somos la loba, el león, el dromedario. Somos tantas cosas diciéndonos qué somos, que nuestro Ser verdadero va quedando al descubierto. Puedo decir, sin miedo alguno, que la Nº 16 es testigo de mi éxtasis, y lo alimenta.


He aquí mi colección, a 19 de Agosto de 2013


martes, 30 de julio de 2013

Wolverine

Hoy durante un debate en el que reivindicaba mi independencia me han llamado "loba solitaria". A lo que he añadido, en un intento por ironizar el comentario con una reseña literaria:"Loba esteparia, por favor". 

Mientras lenguas de llamas químicas prenden fuego a mi cabeza, el humo se mezcla con ceniza blanca que, libre, pinta remolinos en el aire diciéndome adiós. 

Una vez, cuando era pequeña, más pequeña aún de lo que lo soy ahora, el cristal de mi ventana me cayó encima. Llevaba un tiempo suelto, y vibraba cada vez que pasaba un camión o una moto de gran cilindrada frente a casa. Pero ése, como tantos otros, era un problema que ya se solucionaría. Sin embargo, me cayó encima, y cerré los puños por delante de la cabeza para protegerme. Y así lo partí en mil pedazos de vidrio disecante.
Uno de ellos me abrió un ojal en la carne del brazo, que resultó ser amarilla anaranjada. Curioso.

Luego busqué a mi madre y me dieron 4 puntitos negros. Parecían hormigas. Cuando cayeron, dibujaron en mí una preciosa media luna. Esa fue la primera vez en que pensé ser médico. 


Así pues, quizás sea una loba esteparia con el pelaje erizado de pura emoción al encontrarme por fin serena, aullando al mundo que encontré algo bueno en mi inmensa luna llena. 




miércoles, 24 de julio de 2013

Anaïs Nin

Iba yo paso tras paso por Gran Capitán, buscando zapatos seguramente, no lo recuerdo, y es costumbre mía pasar por delante del Gran Teatro, cuando me mira de frente un cartel. Es María de Medeiros. ¿En serio? ¿María de Medeiros? ¿Aquí? Si no sabes quién es ella te lo perdono, pero una vez que la hayas visto es imposible olvidar sus grandes e intensos ojos. María de Medeiros es de esas mujeres a las que yo llamo: "Del Renacimiento". Es actriz, cantante, y directora de cine, y vino a Córdoba a presentar su último disco "Pájaros eternos" en El Teatro Góngora. Ésta es su faceta menos conocida, pero tal vez la recuerdes por un tierno papel en Pulp Fiction como Fabienne. Era la novia ingenua e infantil de Bruce Willis. ¿Y ya está? NO.

Hace más de un año ya, me encontraba en el sofá de casa. Gary en estado catatónico por ser tan de madrugada y yo envuelta en la manta bajo el brasero. Pasaba los canales de televisión y todo el mundo sabe que a partir de las 3 no ponen nada bueno. 

-¡Alto! Paramount Chanel. Empieza una película justo en este momento: "El diario íntimo de Anaïs Nin". Pinta bien. Gary levanta una oreja para comprobar de qué se trata y si voy a dejar de hacer zapping. Vuelve a dormirse. Supongo que ésa es su forma de darme su consentimiento. 

Francia, años 30, fantástico, la noche mejora por momentos. Y aparece María como protagonista. Ya está, no voy a moverme de aquí. Mañana tengo clase, pero qué importa. Pulso la tecla de información de mi querido mando a distancia. El título original es "Henry & June" y Uma Thurman también aparece. Se trata de una película biográfica de la escritora francesa Anaïs Nin, basada en los diarios que ella misma escribió y publicó. En concreto habla de la época en la que conoce a Henry Miller y su esposa June, los cuales ejercieron una importante influencia sobre ella, su vida y su obra. -

Fue apasionante descubrir a Anaïs a través de María, porque nadie la hubiera interpretado mejor. Y gracias a ella y a mis noches de insomnio hoy conozco  una mujer que se escribió a sí misma, que tuvo la generosidad de sincerarse con sus diarios y regalárselos después al mundo. Ella se entregó a la vida y a sus placeres, y no escatimó en detalles, ni de su cuerpo ni de su alma. 

Y es increíble explorar con ella la sexualidad femenina, sin censura alguna, relaciones adúlteras, homosexuales, incestuosas, tuvo incontables amantes y de todos ellos habla en sus diarios. Anaïs vivió de manera escandalosa y supo reflejarlo en sus escritos. 

Ahora me encuentro leyendo "Henry, su mujer y yo: Diario amoroso" y es como asomarse por un agujerito indiscreto al pasado y verla transparente y entregada a descrubrirse a sí misma. Todas las palabras del mundo se las ha llevado ella y es una explosión de sentimiento, es lava incandescente, viva décadas después. Estoy maravillada.



Las relaciones humanas son un placer agridulce, un arma de doble filo. Peligrosas, adictivas como la droga.











Tres imágenes de la película que me descubrió a esta apasionante mujer. El diario íntimo de Anaïs Nin.






Money de los zafiros rajados

El verano ha caído sobre mí casi sin darme cuenta. Hay una lista de cosas por hacer, bastante larga, pero la he arrancado del tablón, y le he dado la vuelta. Puedo posponerlo todo.

No estoy ni blanca ni morena, tengo un tizne intermedio que no combina demasiado con mi estrenado pelo rojo. Tampoco importa mucho.

He vuelto a casa, a mi cuarto, donde los cuadros nunca guardan la horizontalidad. Es una de esas cosas características que me hacen sonreír. El resto de mi desorden tiende a molestarme a partir de las 3 semanas de estancia. Por eso vuelo y cambio de nido a menudo. Me encantan los techos altos, y las paredes blancas. Ver mis libros en las estanterías vencidas por el peso.

Benito, el gato ha conocido a Harrison, el perro, y forman un imperfecto triángulo amoroso con Agarica, la coneja. Es sumamente curioso sentarse a observarlos, ver cómo se relacionan entre ellos, siendo enemigos naturales comparten mi casa y nuestro cariño. Y todo queda en un perfecto equilibrio, que continúa sin guardar la horizontalidad, pero ¿quién la necesita?

El calor aminora el paso del tiempo. Es como si se nos pegara a nuestras sudorosas pieles y se negara a marcharse. Luego, al abrir los ojos te encuentras de repente en septiembre y comienza un nuevo curso (el penúltimo). Aprendí de mis bichos a buscar los lugares frescos, y éste, frente a mi ventana, es uno de ellos. Aquí sentada he abierto una de las joyas de mi biblioteca, y por sorpresa, Money ha regresado desde ultratumba en forma de fotografía.

Money hace años que murió. Era el gato que mi padre regaló a mi madre cuando se casaron. 10 meses después llegué yo. Recuerdo sus grandes ojos azules vigilándome desde arriba, tumbada yo en la cuna. Quizás sea una invención mía, o un sueño, o realmente Money se sentaba a montar guardia. Nunca lo sabré.

Su mirada penetrante ha vuelto a vivir al abrir las tapas de Obras Completas de Pablo Neruda.
Money de los zafiros rajados.



Acabo con una joya de la música que en pocos años cumplirá un siglo. En 1925 se escribe para el musical "No, no, Nanette" este dueto para los protagonistas en el segundo acto. En él, una pareja imagina cómo sería su vida juntos, y yo caí enferma de amor al escuchar la versión de Pink Martini, cantada por China Forbes acompañada del cantante de jazz Jimmy Scott, quien curiosamente nació el mismo año en que se escribió Tea for Two. Deseo que la disfrutéis tanto como yo. Besos y abrazos.





lunes, 3 de junio de 2013

Home

Es una casa vacía, todo lo ha volado la tormenta. Todo lo que allí guardaba, lo que quería, lo que escondía. Manhattan está desolado, las fotos han desaparecido.

Ahora no hay puertas ni ventanas, lo mismo llueve que te abrasas de calor. Estoy a merced de las inclemencias del tiempo. La gente pasa, se asoma, mira y no ve. Prácticamente estoy desnuda. E invisible también. Quedan platos rotos en el suelo. Y me duelen los pies. 


Si miro a contraluz veo subir y bajar las pelusas de Gary. Parece que bailen. Yo sin embargo tengo las puntas abiertas.  Veo los rayos de sol porque veo el polvo que flota en ellos. 

Me niego a los finales tristes, a que los libros y el cine me decepcionen. Qué razón tiene Bradley Cooper en El lado bueno de las cosas. ¿A qué juegas Hemingway? ¿No tenías suficiente? ¡Por la ventana que vas!
-Cuando consiga una ventana que romper, claro-.



Gary y yo en Manhattan escuchamos música en el salón de esta casa vacía.




Veo una casa llena de posibilidades.




martes, 26 de marzo de 2013

Capítulo 2



Era otra tarde igual a las que sucedieron las semanas anteriores. Fuera hacía frío, y en casa de Fenix no. Denis acudía a verla regularmente tal y como habían acordado. Estaban entablando lo que podría definirse como "amistad". Más allá de que Denis pagara su tiempo igual que cualquier otro cliente, empezaba a sentirse a gusto en la compañía de Fenix, y quería creer que era algo recíproco. 

Charlaban, bebían y fumaban. Denis incluso se deshacía de su chaqueta y se desabrochaba el chaleco y los primeros botones de la camisa cuando aparecía por la puerta. Ella sabía como hacer de aquella casa un hogar. Sin embargo, por mucha confianza que parecieran tener, Fenix se mantenía en su posición. Denis se planteaba en ocasiones si no sería ella en realidad, la que necesitaba su ayuda. Pero aquella mujer era un enigma.


-Fenix, ¿por qué lleva usted siempre zapatos de tacón? Incluso estando en su casa, conmigo, a quien no ha de seducir. No lo entiendo. ¿No le duele al caminar?- preguntó el joven con tono dubitativo.

Fenix se negó a contestar inmediatamente. Se hizo un silencio incómodo pero Denis no quiso decir nada, tensando la fina cuerda que había lanzado a la muralla de la chica, en pos de intentar subir a ella y ver qué escondía.

-Las mujeres como yo hemos de andar sobre las espinas de las rosas que ustedes les regalan a otras. No podemos permitirnos el lujo de andar descalzas, Denis. Nunca. Pisamos los cristales de vuestras ilusiones rotas cuando venís a colgaros del pecho. Caminamos sobre las ascuas del desprecio de vuestras esposas. De la decepción de nuestros padres.  No se preocupe por mi. Con mi tacón piso fuerte, me hace más alta, caminar más erguida, me da la dignidad que he pagado por esta vida. Por eso, no, no me duelen los pies al caminar, Denis. Y despojarme de ellos significa para mi quedarme en la más absoluta desnudez, aunque no haya nada más que cubra mi sexo.

 -¿Nunca se los quita? ¿Ni para…trabajar?

Fenix negó con la cabeza. Dio una última calada a su cigarro y exhaló el humo. Tardó el tiempo justo en volver a coger aire, hasta sentir que se ahogaba. Pero no. Respiró de nuevo, esta vez para volverse y sonreir a Denis. Y allí estaba él, inclinado hacia delante, sentado con los codos apoyados en las rodillas y los dedos enlazados sobre la boca. Y le sonrió. 

Profundamente se sonrieron los dos.